Ya se sabe que el verano es un momento ideal para leer esos libros que tenemos desde hace meses encima de la mesilla de noche y que se nos han ido resistiendo. Para mí una asignatura pendiente era leerme ‘El poder del ahora’, de Eckhart Tolle. Había comenzado a leerlo hacía un par de años pero, entre una cosa y otra, quedó relegado a esos libros que le colgamos la etiqueta de pendientes.

Hace unos días acabé, por fin, de leérmelo. Tengo la sensación de que no dice nada nuevo pero sí que pone, otra vez, la atención en algo en lo que inciden muchos textos de diferentes escuelas, la terapia gestalt, el www.gaetanehermans.org o diferentes ramas del budismo: la importancia del aquí y del ahora, del momento presente como nuestra única posesión, como lo único a lo que se le puede llamar real.

Vivir en el aquí y en el ahora significa vivir en el presente, en este momento y no en  los 20.000 que están por llegar. Uno de los principales problemas que tenemos en nuestro día a día, al menos para mí, es que no vivimos en el momento presente: estamos en el futuro, de modo que estamos haciendo algo y ya estamos pensando en todo lo que nos queda por hacer, o estamos en el pasado y recordando aquello que fue o que no pudo ser.

Son formas de huir de la realidad, del momento, del instante que es lo único que tenemos. La meditación está siendo para mí el principal vehículo que me está enseñando a vivir en el presente, en el aquí y ahora. También me ayuda observar a los niños y a los animales (Tolle dice en su libro que él ha tenido varios maestros zen a lo largo de su vida, todos ellos gatos) porque ellos sí que viven en el momento presente, en lo que hay, sin importarles los que está por llegar: en cada momento hacen lo que surge, lo que emerge de ellos, sin más.

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Para mí vivir en el aquí y en el ahora significa estar abierta a lo espontáneo, a lo sorprendente, a lo que puede llegar y no está prefijado. En el coaching trabajamos siempre con objetivos a alcanzar pero tan importante como tener esos objetivos es tener flexibilidad para adaptarse al momento, a las circunstancias, a lo emergente. La vida no es algo estanco, va fluyendo y van entrando en juego variables en las que jamás habíamos pensado como opciones, como probabilidades: vivir en el aquí y en el ahora significa entender esas variables como parte de nuestra existencia, de nuestra vida, de lo que nos tiene que suceder para encontrar la senda que nos hemos marcado.

¿Por qué nos cuesta tanto vivir en el presente? Creo que nos cuesta tanto porque vivir en el presente significa estar desnudos, despojados de quienes hemos sido y de quienes podemos llegar a ser. Significa dejar paso a la espontaneidad, a esa espontaneidad que tienen los niños y que tienen los animales y, por desgracia, en este mundo está mal vista la espontaneidad. Vivimos en un mundo de formas prefijadas, en el que hay comportamientos bien vistos y mal vistos, y dejar salir la espontaneidad como un niño supone dejarse llevar por ese río que es la vida y confiar en que te va a llevar al lugar al que te toca llegar.

La confianza, por desgracia, tampoco está de moda: confiar significa entregar una parte tuya al universo, abrir los brazos y decir ‘yo hago por mi parte todo lo que puedo, confío en que me devuelvas lo que me toca que me llegue’. Confiar es para mí la máxima expresión de vivir en el aquí y en el ahora, es hacer desde la conciencia de que, aunque en este momento no lo veas, lo que estás haciendo tiene sentido y te vendrá de vuelta.

Tolle habla en su libro de cómo el cuerpo es una guía fundamental a la hora de vivir en el aquí y en el ahora. Él propone una meditación consistente en intentar sentir la energía sutil que todos tenemos en el cuerpo, que se mueve dentro de nosotros y que, se podría decir, es donde reside nuestro ser, nuestra esencia. Su propuesta es comenzar la meditación respirando desde la parte baja del abdomen varias veces, observando como se contrae y se expande esta zona con cada inhalación y exhalación para después tomar conciencia de todo el campo interior de energía del cuerpo centrándonos en la sensación, intentando abandonar cualquier imagen hasta conectar con una fuerte sensación de presencia, de ser.  Ahí, según Tolle, reside el poder del ahora. ¿Te animas a probarlo?