Es probable que alguna que otra vez te hayas preguntado cómo combatir la adicción al Facebook, esa red social que nos permite tener contacto con multitud de amigos y difundir lo que hacemos pero que es un gran ladrón de tiempo y generador de estrés innecesario, como le sucedía a este cliente que vino a hacer conmigo sesiones de coaching wingwave porque no pasaba un minuto delante del ordenador sin pinchar la pestaña de Facebook para abrirlo y para navegar por la red social.

Su situación había llegado ya a un punto que para él era insostenible: no paraba de volver a entrar una y otra vez a Facebook para ver qué estaban haciendo sus amigos, qué fotos colgaban y qué comentarios hacía la gente. La cosa empeoraba cuando había alguna chica que le gustaba: volvía una y otra vez a su muro de manera compulsiva para comprobar sus actualizaciones, lo que colgaba, lo que comentaba, si interactuaba con él o no… Algo parecido a lo que le sucede a 21 de cada 100 jóvenes españoles que ya están en riesgo de convertirse en adictos a las nuevas tecnologías.

Facebook se había convertido en una obsesión que necesitaba combatir. Cada cinco minutos abría la red social a pesar de que lo probó todo, hasta cambiar sus contraseñas y poner una secuencia de comandos imposibles que había apuntado en algún papel perdido al que acabó volviendo cada pos tres hasta aprender de carrerilla la nueva contraseña. Facebook era su obsesión.

Combatir la adicción a Facebook con coaching wingwave

El trabajo a hacer estaba claro: desencantarlo de Facebook. Si este cliente (que me ha dado permiso parar contar su historia aunque manteniendo su  nombre en secreto) hubiera llegado a mí antes de aplicar el coaching wingwave, habríamos necesitado un proceso muy largo para combatir su adicción al Facebook. El trabajo hubiera consistido en que se diera cuenta de qué había detrás de esa conexión constante, de qué buscaba, qué le daba, fijarse objetivos en cuanto a número de veces que se conectaba, ir cumpliéndolos, y, para ello, habría necesitado muchas sesiones de charleta, ejercicios varios y de su observación constante.

Sin embargo, con el coaching wingwave el trabajo ha sido mucho más rápido. A estas alturas, si no has leído nada antes sobre este tipo de coaching te preguntarás qué es, para qué sirve y porqué es tan efectivo para combatir la adicción al Facebook. Te lo cuento: el coaching wingwave trabaja con la sincronización de los hemisferios cerebrales y combina tres técnicas muy potentes ya de por sí sola y que son la kinesiología, la Programación Neurolingüística y el trabajo con los movimientos oculares.

Nos permite ir de manera precisa, como si fuéramos cirujanos, a la emoción que causa un determinado estrés (en este caso positivo, pues tiene que ver con la sensación de euforia que genera en nosotros) y, podríamos decir, desatascarla a través de los movimientos oculares. En este caso, lo que nos ha permitido es combatir la adicción al Facebook de esta persona viendo qué emociones positivas asocia a conectarse con su cuenta en esta red social y haciendo una especie de desencantamiento, tal y como hace Cora Besser-Siegmund, una de las creadoras del coaching wingwave, con la persona que aparece en el vídeo de abajo.

 

El trabajo que hace Cora y que yo hice con mi cliente de coaching wingwave tiene que ver con los denominados trastornos de euforia. Ese pequeño gesto de hacer click en la pestaña de Facebook y de ir recorriendo con la mirada lo que había compartido sus amigos le daba un buen paquete de emociones positivas, como le sucede a la chica del vídeo con el teléfono. Emociones a las que nos quedamos enganchados, igual que cuando miramos cada dos por tres la pantalla del teléfono móvil esperando un whatsapp o un correo electrónico que le dé una ‘recompensa inmediata’ a nuestro cerebro y lo ocupe con algo nuevo y excitante.

Poder, atención, intuición y certeza

¿Qué le daba a mi cliente ese enganche a Facebook? Lo primero que detectamos con el trabajo de wingwave es que le daba poder. El hecho de ver lo que hacían sus personas conocidas en Facebook, lo que compartían, lo que contaban o hacían le daba poder a mi cliente. ¡Casi nada!

Una vez ‘reseteada’ esa sensación de poder lo que había era atención. Estar pendiente de Facebook cada dos por tres hacía posible que tuviera puesta la atención fuera de él, no en él. A esta persona, por su carácter, le resulta difícil estar pendiente de él mismo. Prefiere mirar hacia fuera, hacia las necesidades de los otros, y estar conectado a Facebook le daba eso:  no mirarse, mirar hacia fuera de manera compulsiva.

Al profundizar en este combate contra la adicción al Facebook, nos dimos cuenta con el coaching wingwave de que mi cliente también sentía que su intuición se despertaba, en especial cuando miraba los muros de las chicas que le gustaban. Sí, puede parecer muy surrealista esta asociación, pero lo cierto es que él sentía que al mirar estos muros su intuición de que determinadas chicas pasaban de él o estaban por él, se agudizaba.

Por último, le daba certeza. La certeza de que las cosas eras como él había pensado que serían y eso le daba también cierta dosis de tranquilidad.

Tras unas pocas sesiones, en las que también trabajamos otros temas relacionados con su personalidad, en lugar de mirar Facebook cientos de veces al día de manera compulsiva, pasó a mirarlo tan sólo una vez. No se trata de eliminar la conexión, sino de no depender de ella y de eliminar la obsesión por conectarse. No está mal, ¿verdad?

Por cierto, no pienses que mi cliente es un bicho raro: ¿Qué te da a ti Facebook cada vez que lo abres? Es posible que así de sopetón me digas que nada, pero te invito a que examines esa pequeña sensación de euforia que se dibuja en tu interior cada vez que abres esta red o cada vez que aparece en tu teléfono el símbolo amarillo de un nuevo mensaje de whatsapp sobre ese fondo verde brillante. Si te apetece, párate un segundo antes de abrirlo y detecta qué emoción positiva te genera. ¿Te animas a compartirlo aquí abajo, en los comentarios?