equipo-viventi

 

Pues sí: hoy hace dos años que abrimos Viventi. Dos años que han pasado rapídisimo (o lentísimo, según se mire) y que hemos vivido con mucha ilusión y, a veces, con desesperanza. Abrimos Viventi en plena crisis, esa que dicen que ya no existe, y a veces hemos tenido la sensación de que un paso hacia delante iba acompañado de un paso hacia atrás; si algo iba bien había otra cosa que flaqueaba.

Los que saben de empresas (nosotras somos nueva en esto, sólo llevamos dos años) cuentan que esto es normal, sobre todo durante los dos primeros años, en los que un proyecto como el nuestro aún se está consolidando. Así que este segundo cumpleaños nos hace muchísima ilusión porque en teoría supone que es el punto de partida hacia la estabilidad. ¡Bendita estabilidad!

A pesar de estos vaivenes, durante estos 24 meses ha habido momentos muy buenos, en los que hemos tenido la sensación de que hemos acertado haciendo lo que estamos haciendo y que no podríamos estar haciendo otra cosa. Cuando uso el plural mayestático hablo del núcleo duro de Viventi y con el núcleo duro me refiero a Alejandra, Pilar y yo, las tres socias que hemos fundado Viventi y que llevamos la gestión aunque con los colaboradores somos muchos más.

Los que venís por nuestro centro de Arroyo de la Miel o habéis estado en alguno de los talleres que hacemos fuera, seguro que nos conocéis a alguna de las tres. Los que nos seguís por el blog o por la newsletter habréis leído algo mío o de Pilar después de que en abril del año pasado decidiéramos meterle caña a este blog que actualizamos un par de veces por semana y en el que damos salida a nuestra vena periodística.

El blog y la newsletter nos están dando muchísimas alegrías porque está haciendo posible que interactuemos con muchos de vosotros, que sepamos qué pensáis, cuáles son vuestras inquietudes, qué necesitáis, qué os gusta, cuáles son los problemas que podemos contribuir a solucionar.

Para nosotras otra fuente de alegría son los clientes que tenemos en el centro, ya sean de coaching, de terapia, oratoria o que vienen a practicar yoga o biodanza o a meditar los miércoles por la mañana o a hacer alguno de nuestros talleres. Ya digo que en esto de tener una empresa  llevamos sólo dos años y no sé si será lo habitual o no, pero en nuestro caso podemos vacilar de clientela y de colaboradores, por supuesto. ¡Benditos y grandes colaboradores con los que contamos! Tremenda suerte que hemos tenido. Nosotras siempre intentamos que el factor humano en la relación con la gente que viene por Viventi esté presente y lo cierto es que ese componente humano lo recibimos de vuelta con creces. Ahí recibimos mucho más de lo que damos, sin lugar a dudas.

Durante estos dos años también ha sido muy importante para nosotros la gente que nos ayuda asesorándonos. Dicen a menudo que no hay ninguna ayuda para los emprendedores. Nosotros ayuda económica no hemos recibido, es cierto, pero sí que hemos recibido una gran ayuda en forma de consultoría tanto del CADE Benalmádena como de Andalucía Lab, quienes nos están guiando en todo este mundo complicado de internet.

Como ya dije al principio, cuando nosotras montamos Viventi sabíamos mucho de sueños y poco de empresas, así que creíamos que por poner mucha ilusión Viventi iba  tirar para delante. La ilusión es necesaria, pero con cabeza. Y esa cabeza nos han ayudado a despertarla tanta la gente del CADE de Benalmádena como los consultores de Andalucía Lab que se han convertido en nuestros ángeles en este mundo del emprendimiento. Mil gracias.

Como mil gracias nos gustaría darle a las instituciones y empresas que han confiado en nosotras para hacer talleres y formación con ellos y que han creído que trabajar el factor humano puede aportar algo a sus organizaciones. Y a Ideas en Femenino que creyó que nuestra historia era interesante y podía inspirar a otras mujeres.

Y como soy yo la que escribe este post de agradecimiento, pues también me gustaría dar las gracias a mis socias Alejandra y Pilar y a Maia, que son quienes me aguantan día a día, quienes aguantan mis ideas repentinas, mis idas de olla y mis momentos de bajón, que todo hay, por no hablar de mi pareja, of course, que lleva estos dos al pie del cañón conmigo, acompañándome y escuchándome con una calma infinita.

Muchas gracias por contribuir a que estos dos años hayamos vivido en nosotras. Y que vengan muchos más.