Si puedo hablar del maldito estrés es porque lo hago con conocimiento de causa. Por desgracia, ese maldito estrés ha formado parte de mi vida personal  y laboral durante demasiado tiempo. Dicen que una de las profesiones más estresantes que hay es la de periodista y yo ejercí como tal durante 15 años, primero en una agencia de noticias y luego en un periódico. He de confesar que lo que peor llevaba por goleada era los cierres del periódico, sobre todo cuando me tocaba a mí coordinar (lo que por fortuna pasaba poco), lo que implicaba elegir qué iba en cada página y hacer que el equipo tuviera el trabajo hecho a una determinada hora.

Recuerdo esos días con mucho desasosiego. El trabajo no dependía de mí, podía surgir cualquier imprevisto de última hora (un accidente, un suceso, unas declaraciones que había que meter sí o sí o que cualquier tema se retrasara más de la cuenta) y la sensación muchas veces es que eso de cerrar el periódico a determinada hora iba a ser un imposible. Por no hablar de que al cerrar tenía que empezar a pensar de nuevo en el día siguiente, en cómo iba a organizar el trabajo, qué temas se tenían que cubrir… Uff. Demasiada tensión.

La vida de emprendedora o de empresaria es  más relajada en el día a día que la de periodista, pero sí  es cierto que, al menos yo, me llevo más preocupaciones a casa. A veces siento que no paro de darle vueltas a la cabeza, que no paro de pensar sobre todo lo pendiente que tenemos en Viventi, sobre los trabajos que tenemos hacer durante este año para que cuadren las cuentas o sobre esos proyectos que nos toca ir sacando.

Cómo domar el maldito estrés

Por fortuna, tengo ya las herramientas necesarias para ir domando mi maldito estrés y para hacer que pare. Recuerdo incluso haber llegado a marearme por ese estrés o a haber estado temporadas despertándome a las cuatro de la mañana, con la cabeza sin parar de dar vueltas y con una sensación de que el corazón se me iba a salir del pecho.

Dice que la vida te pone por delante aquello que tienes pendiente.Y algo de verdad tiene que haber porque desde que empecé a hacer mis primeras sesiones de coaching han venido varias personas con problemas de estrés a trabajar conmigo y a hacer procesos para intentar eliminar ese maldito estrés que llega a impregnarlo todo.

Lo que más me llama la atención es que la mayoría de esas personas consideran el estrés como algo positivo. Y sí que lo es, aunque sólo a veces. Cuando sentimos el maldito estrés se produce una reacción fisiológica, que lleva a nuestro cuerpo a aumentar de forma automática  la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la respiración, el metabolismo y el torrente sanguíneo que llega a los músculos. Esta respuesta tiene el objetivo de ayudar a nuestro cuerpo a reaccionar rápida y y de forma eficaz ante una situación de mucha presión, como explican en este artículo.

Esa reacción está pensada para un momento en el que necesitamos reaccionar de forma rápida y eficaz, no para perpetuar ese maldito estrés porque así el cuerpo acaba reventando mediante arritmias, palpitaciones, ataques de ansiedad, problemas estomacales, como le ha sucedido a algunos de los clientes que han hecho procesos conmigo para hacer que ese estrés deje de ser maldito. A ellos les digo que es como si se tiraran corriendo todo el día delante de leones. El trabajo es un león. El tráfico es otro. El jefe. La familia. Y así hasta hacer la lista inevitable.

Cuatro herramientas para bajar el nivel de estrés

¿Cómo logramos bajar ese nivel de ansiedad constante que sufre una persona con estrés? Pues usando varias herramientas:

  1. Mediante las palabras NO y STOP. Algunas de estas personas tienen serios problemas a la hora de decir la palabra NO. Van atendiendo a todas las necesidades que los demás les imponen y llega un momento en el que no saben cuáles son sus propias necesidades, se sienten como barcos a la deriva perdidos en medio de una tormenta en alta mar, sin puerto ni lugar en el que atracar y descansar. La otra palabra, STOP, es una palabra de esas que debemos decirnos de vez en cuando a nosotros mismos y que también cuesta decir a esas personas que sufren problemas de estrés porque consideran que nunca es suficiente, que siempre hay que trabajar un poco más o hacer un poco más por las otras personas.
  2. Con la práctica del mindfulness o cualquier otro tipo de meditación porque así aprendemos a domar la mente. Los budistas dicen que la mente es un mono inquieto que salta de un lugar a otro sin parar y lo que hacemos al meditar es lograr que ese mono esté cada vez un poco más quieto. Normalmente, a los clientes que vienen con estrés les enseño a meditar para que puedan usar esa herramienta cuando les convenga y también les aconsejo hacer un programa de reducción del estrés con MBSR como el que impartimos en Viventi que les pueda dar el hábito de meditar en su día a día.
  3. Con coaching wingwave. Este coaching es uno de los últimos descubrimientos que hemos hecho en Viventi. Trabaja con kinesiología, EMDR y PNL y es de los más efectivo que he visto para trabajar con el estrés porque va a la raíz de lo que hay debajo del síntoma físico y, por decirlo de alguna manera, lo limpia. El resultado es que, después de hacer unas sesiones, ese estrés baja de forma considerable. Si quieres saber más sobre qué es el coaching wingwave, puedes hacerlo aquí.
  4. Organizando el trabajo. A veces resulta increíble lo desorganizados que podemos ser en cuanto a la organización del trabajo. Por desidia vamos dejando que tareas que sabemos que así no funcionan se realicen de esa manera durante años. Hay veces que con pequeños cambios en esa organización se logran resultados asombrosos y reducir de forma considerable el maldito estrés.

Ésta es mi manera de acabar con el maldito estrés y, puedo constatar, que funciona porque además de aplicarlo con mis clientes también he aplicado este sistema conmigo y, aunque la cabra de vez en cuando tira al monte, he de decir que estoy mucho mejor que hace unos cuantos años. ¿Cómo vives tú el estrés? ¿Qué problemas y síntomas te causa en el día a día? ¿Crees que lo tuyo tiene solución es que un caso ya desahuciado? Me encantaría escucharte ahí abajo, en los comentarios.