premio-mujer-emprea

Lo primero que queremos es daros las gracias por este premio, en especial al Área de la Mujer del Ayuntamiento de Benalmádena y a la Asociación de Comerciantes de Benalmádena, quienes creyeron en Viventi desde que era sólo un proyecto, hace ya tres años, hasta ahora.

Cuando comienzas con tu empresa el que haya gente que crea en lo has soñado es todo un aliciente y una motivación porque ahí las dudas y los miedos están a la orden del día. Las inseguridades, los ¿cómo voy yo a hacer esto? y el temor al fracaso aparecen como por arte de magia y son muy buenos boicoteándote hasta el punto de que llegas a entrar en una montaña rusa en la que un día estás muy arriba, pensando que vas a poder vivir de eso que es tu sueño, y otro día estás muy abajo, preguntándote que cómo se te ha ocurrido meterte en ese lío. Seguro que las compañeras que estás aquí y tenéis empresas lo sabéis y habéis pasado por fases parecidas.

Durante estos casi tres años que lleva Viventi en marcha han trabajado con nosotras cientos de emprendedores, tanto en talleres como a través de nuestro programa de desarrollo profesional. Y si algo hemos constatado es que esa montaña rusa emocional por la que pasamos nosotras es algo habitual: a todos nos asaltan las dudas, los ‘yo no podré’ y el ‘para qué me me he metido en esto’.

El apoyo del entorno es fundamental. El que la gente que hay a tu alrededor crea en tu proyecto es vital para que tú puedas creer en tu proyecto. Y nosotras hemos tenido la suerte de tener ese apoyo, en nuestras parejas, que son las que nos tienen que aguantar a diario; en nuestras familias, que también nos aguantan otro rato, y en un ecosistema más extenso de personas que han confiado en nosotras.

En ese ecosistema hay multitud de mujeres que, al igual que nosotras, creen en lo que hacen y luchan por lo que creen y que estamos conociendo, disfrutando y teniendo la suerte de trabajar a su lado, lo que es un gran regalo que nos está enriqueciendo como personas y como profesionales. Un regalo por el que estamos muy agradecidas.

También están, por supuesto, quienes prácticamente casi nos han echado de su despacho nada más entrar porque prefieren que sus trabajadores hagan ‘formación online’ o porque consideran que sus empleados hagan un curso de gestión del estrés es tirar el tiempo o porque no tenemos el curriculum suficientemente abultado de másters.

A estas personas, también les damos las gracias porque nos han mostrado una realidad que está ahí y que, cada vez nos reafirmamos más, no va con nosotras porque esa precisamente es la realidad que queremos cambiar.

Cuando Alejandra, Pilar y yo comenzamos con Viventi teníamos una visión de la sociedad que queremos contribuir a crear: una sociedad formada por personas con más conciencia de quiénes son y por lo tanto más libres, no tan pegadas a los ‘tengo que’ y a los ‘debería’. Personas con criterio propio, a quienes no les importe decir en voz alta ‘yo creo en’ o ‘yo quiero’ o ‘yo sueño’.

Para nosotras, Viventi, además de ser nuestra manera de ganarnos la vida, es mucho más, es un lugar en el que podemos poner en juego nuestros valores y así contribuir a crear esa sociedad en la que creemos, una sociedad con más conciencia, con más amor y con más libertad individual en la que las personas puedan sentirse realizadas y en las que las empresas tengan alma y no sólo cuentas de resultados.

Nos podéis llamar inocentes, pero lo cierto es que tener claro durante estos tres años que Viventi es una empresa con alma nos ha ayudado a pasar por esos baches en los que, de otro modo, hubiéramos pinchado y abandonado.

Si algo hemos aprendido en estos años ha sido el preguntarnos los para qué en lugar de los porqués, algo que hicimos antes de presentarnos a este premio y algo que algunas que sabíais que hace un par de años quedamos segunda nos habéis preguntado. ¿Para qué presentarnos?

Pues decidimos presentarnos para haceros llegar lo que hacemos y aquello en lo que creemos. Resulta paradójico, pero donde sentimos que menos se nos conoce es precisamente aquí, en Benalmádena, de donde somos y donde tenemos nuestra escuela de comunicación y desarrollo personal.

Como ya he dicho antes, estamos convencidas de que podemos contribuir a cambiar la realidad. Y otra cosa no, pero brutas y obstinadas somos un rato. Así que aquí estamos, intentando que nos conozcáis, contando en qué creemos y, sobre todo, agradecidas porque las integrantes del jurado sí que nos han dejado entrar en su despacho, metafóricamente hablando, han valorado que creamos más en el contacto personal que en lo estrictamente ‘online’, han creído que la gestión del estrés le puede interesar a las empresas y no le has importado que en nuestro curriculum no figure ningún  máster.

Gracias de corazón por creer en nosotras.