soltar

Vivimos en un continuo hacer. No sé tú, pero yo en el día a día no paro: estoy todo el día haciendo para lograr objetivos. Sí, ya sé que en eso se basa el coaching y no te voy a decir que no sea importante hacer para encaminarte a eso que quieres. Claro que lo es. El problema es cuando hacemos más de lo que debemos y cuando nos creemos que nuestra intervención es imprescindible para que las cosas salgan tal  y como nosotros queremos. Una de las ventajas de aprender a confiar en la vida es que sabes cuando puedes soltar, relajarte y, simplemente, esperar a que los frutos lleguen.

Vivimos en un momento en el que el control está sobrevalorado. Pensamos que si, por ejemplo, somos jefes la única manera de que la gente que tienes a tu cargo rinda es controlándolos, estando encima, sabiendo qué hacen en cada momento, en cada minuto. Hace unos meses me quedé anonada cuando escuché a varios empresarios decir en voz alta que si ellos no están encima de sus empleados, no rinden porque son unos vagos. ¿Hasta qué punto es que ellos no saben soltar el control y, en lugar de tutelarlos y vigilarlos, confiar en que lo van a hacer bien?

Es paradójico que cada vez son más los grandes empresarios, como Richard Branson, que están yendo hacia otro modelo. El dueño de Virgin ha decidido darle a sus empleados todas las vacaciones que ellos quieran porque, explica en una carta dirigida a su plantilla, se ha dado cuenta de que se puede trabajar en cualquier sitio y que confía en la profesionalidad de su equipo. “El trabajo flexible ha revolucionado cómo, dónde y cuándo hacemos nuestro trabajo. Si trabajar de 9 a 5 ya no funciona, por qué deberíamos restringir las vacaciones anuales?”, asegura el empresario.

Branson es la persona más rica del Reino Unido y, al igual que el canal estadounidense Netflix, confía en que son sus propios empleados quienes pueden decidir cuando irse de vacaciones y que, es más, así rendirán más como ha demostrado la propia Netflix al aplicar ya esta política entre su plantilla.

Me gustaría que por un momento te pusieras en el pellejo de Branson y te imaginaras con  un imperio como el que él tiene. ¿Serías capaz de confiar así en la gente que trabaja para ti? En los procesos de coaching personal que hago tanto en Benalmádena (Málaga), en Viventi, como online me he dado cuenta de que si algo nos cuesta a las personas es confiar, confiar en la vida, confiar en los otros, confiar en que hay un momento en el que es necesario soltar para que ese proyecto al que le hemos puesto tanta energía siga su curso.

Cuando hablo de soltar no me refiero a desentendernos, me refiero a seguir pendiente de este proyecto, de esa meta, vigilándolo, teniéndolo como norte, como objetivo, pero sin obsesión. Los maestros en meditación dicen que cuando te sientas a meditar es necesario no esperar nada, que sólo así llegan los resultados. Con la vida pasa algo parecido. ¿Cuántas veces te has obsesionado con conseguir algo que no ha llegado? Y ha llegado después cuando ya te habías olvidado como si la vida te hiciera un guiño y te dijera: ahora es cuando toca.

De eso hablo cuando hablo de aprender a confiar en la vida, aprender a que nos va a traer lo que necesitemos que nos traiga en cada momento. La responsabilidad de dar el primer paso, de encender la llama y de avivar el fuego, es nuestra, pero  llega un momento en el que para que ese fuego alcance su máxima expresión sólo nos tenemos que limitar a seguir echándole un poco de leña.

¿Te resulta complicado confiar? ¿Qué crees que podrías hacer para confiar un poco más en la vida?