“Lo más valioso que tengo para ofrecer es mi mera presencia. Sólo acompáñala, pensé. No intentes decir nada inteligente ni sabio. Deja de lado la búsqueda de alguna interpretación explosiva. Tu trabajo es ofrecerle simplemente tu presencia. Confía en que ella pueda tomar de la sesión las cosas que necesita”.

Leído en ‘Criatura de un día’, de Irvin D. Yalom.

Cuántas veces quienes nos dedicamos a esto de la terapia o el coaching hemos escuchado que lo más importante es la presencia. Pero, ¿qué es la presencia? ¿Qué significa estar presente en el coaching o en la terapia? ¿Qué quiere decir que un coach o un terapeuta trabaje la presencia?

Para mí estar presente en una sesión de coaching o de terapia (si no tienes muy claro la diferencia puedes seguir este enlace) o en las formaciones que doy en grupos significa algo así como estar toda yo, sin distracciones, sin tener que hacer ni decir nada, sólo estando.

Sin juicio, con una atención plena a la persona que está en frente de mí y con una atención plena hacia lo que despierta en mí aquello que sucede en el otro. Así es posible la apertura de un campo de espontaneidad, de conciencia y de transformación que se da en el ámbito del coaching o de la terapia.

Es, tal y como me ha enseñado Claudio Naranjo en su programa SAT, estar delante de otro con actitud meditativa, transparente y con la confianza de que con estar ya se abre una vía hacia la transformación de la persona que está en sesión contigo.

No hacer, simplemente estar y ser, sosteniendo lo que sucede en cada momento como una parte más del proceso y validando cada paso dado por quien tienes delante, como quien se sienta en la ribera de un río a mirar cómo fluye el agua, hacia que dirección va y de vez en cuando lanza una piedra para observar las ondas que provoca al impactar con el agua.

Esas piedras a veces son para señalar, a veces para confrontar, a veces para validar. Pero lo importante no es la piedra en sí, lo importante es la onda que provoca en ese río que fluye de forma incesante y que es la corriente de vida de quien está delante de ti.

Ahí sucede la magia de la toma de conciencia y de la transformación que busca alguien que acude a una sesión de coaching, de terapia o de constelaciones.