¿Qué hacer cuando te dicen 'ya no te quiero'

Imagen de la película ‘Antes del anochecer’

‘Ya no te quiero’. Es de esas frases que, cuando te las dicen, suponen una bofetada sin mano y, por desgracia, a casi todos nos la han dicho alguna que otra vez. Entonces es el momento en el que la tierra tiembla bajo nuestros pies, aparece el dolor e, incluso, nos queremos morir. Y no, no hablo sólo de la pareja. Ese ‘ya no te quiero’ puede venir de muchos sitios y de muchas formas. No es necesario que sea un ‘ya no te quiero’ explícito, pues puede llegar a través de unas palabras o de unos gestos.

Cuando yo era pequeña, tendría unos diez años, en el colegio hacíamos un concurso de relatos cada miércoles. A mí me encantaba escribir , igual que ahora que ya tengo 40 años. Además, se me daba bien. Uno de esos miércoles escribí una poesía sobre un grillo amarillo que era director de orquesta y que tenía una vida de lo más peculiar. Tenía ese tipo de vida que le podía encantar a un niño de diez años. Mi poesía quedó muy del estilo de Gloria Fuertes, de quien tenía un libro, y mis compañeros de clase votaron para que ganara el concurso.

La maestra estaba encantada con la poesía y no paraba de decirme lo bien que estaba. Al miércoles siguiente, cuando comenzó el concurso yo comenté algo y la maestra me dijo algo así como que me callara que yo tenía nada que decir que me había copiado de una poesía de Gloria Fuertes la anterior semana. Aquello era totalmente falso. Yo no me había copiado de nadie. Sí que había leído a Gloria Fuertes y se me había quedado el soniquete de sus poesías, pero aquel grillo amarillo era de mi invención y la poesía también.

Para mí ese ‘cállate’ supuso un ‘ya no te quiero’, un ‘me has defraudad’o y un ‘ya no creo en ti’. Hace poco volví a tener una situación parecida con otra persona a la que admiro y que para mí ha sido muy importante en mi vida. De alguna forma, me ha vuelto a decir ese ‘cállate’ que me dijo mi maestra y que a mí me suena a un ‘ya no te quiero’.

Es curioso como funcionamos los humanos pero la sensación corporal que tuve fue la misma que cuando mi maestra me acusó de haberme copiado hace 30 años. Primero vino el llanto, el dolor, y después la indignación de saber que, aunque yo he puesto todo de mi parte, esa persona ya no confía en mí, lo que para mí es sinónimo de que ya no me quiere.

El ‘ya no te quiero’ de quien más queremos

Si ese ‘ya no te quiero’ es en pareja, peor me lo pones. La pareja es tu espejo, tu reflejo, tu compañero de día a día, con quien pasas muchísimas horas, con quien tienes un proyecto de futuro, un modo de vida y en quien confías. Creo que el ‘ya no te quiero más demoledor’ es con mucho el que viene de la pareja, es el que te mata el corazón y el que hace que todo tiemble. Al menos, a mí me ha pasado así cuando una relación de pareja ha acabado y no he sido yo quien lo ha decidido.

Tras un ‘ya no te quiero’ de una pareja hay un desierto.

Tras un ‘ya no te quiero’ de una pareja hay mucho llanto.

Tras un ‘ya no te quiero’ de una pareja hay desolación.

Tras un ‘ya no te quiero’ de una pareja hay dolor.

Y duelo.

Cuando hablamos de la palabra duelo, es habitual que la asociemos a las muertes, pero el fin de una relación de pareja también requiero un duelo. Un tiempo para pasar por ese dolor, por ese desierto, un tiempo para pasar página.

¿Qué nos puede ayudar en ese proceso? ¿Qué nos puede dar consuelo? ¿Cómo podemos pasar del ‘ya no te quiero’ al ‘me quiero’ a pesar de todo?

1. Vivir la emoción

Sí, ya sé que es difícil. Cuando llega la rabia, la tristeza o aparece el dolor, a lo que tendemos es a apartarlos. Parece que estar mal llorar o sentir el dolor. Pienso que el dolor o la rabia son como un tabla de surf: por mucho que intentas meterlo debajo del agua para que no se vea, en cuanto te descuides, acabará emergiendo. Hay un libro del que hablo mucho que se llama ‘Cuando todo se derrumba’, de Pema Chödrön, y ahí habla de que la salida al dolor es el propio dolor. Ya verás que cuando a la emoción se le da su espacio, hay algo que cambia.

2. Preguntarte qué esperabas de esa persona que te ha dicho ‘ya no te quiero’

Hay muchas veces en las que no concuerdan las expectativas que tenemos respecto a alguien con lo que ese alguien está dispuesto a darnos. ¿Es quizás esto lo que te ha pasado con esa persona que te ha dicho ‘ya no te quiero’? Quizás pensaba que te podía dar más de lo que estaba dispuesta a darte. La comunicación es fundamental pero, por desgracia, muchas veces nos olvidamos o no queremos hablar de forma explícita sobre asuntos como qué esperamos del otro o qué espera el otro de nosotros. Hacerlo te puede ahorrar muchos sinsabores.

3. Intentar ponerte en el lugar de esa persona

Sí, ya sé que es difícil y que cuando sientes que te han hecho daño lo más complicado es ponerte en el lugar de esa persona. Pero lo cierto es que te puede venir muy bien porque es tener otra visión de lo que ha sucedido, completar, de alguna manera, la información que tienes y, créeme, no hay mejor manera de hacerlo que poniéndote en la piel de ese por el que te sientes agraviado. Si te ayuda, puedes situarte un cojín o una silla en frente que represente a esa persona y, en un diálogo imaginario contigo, ir ocupando su posición y que te vaya contando qué le ha pasado.

4. Rescatar el amor que tú aún le tienes

Pues sí, ya sé que esto puede joder aún más porque cuando alguien nos deja lo que tendemos es a descalificarlo, a destacar todo lo malo o mala que ha sido con nosotros, cómo nos ha hecho daño… Sin embargo, al menos desde mi punto de vista, si tú has compartido un trozo de tu vida con alguien es porque durante ese trozo de tu vida te ha aportado algo. Descalificar a esa persona implica descalificar también tus decisiones, descalificar lo que has sentido, cuando lo que has sentido no está ni bien ni mal, era algo que estaba ahí y que, posiblemente, aún sigue latiendo en cierta medida. Aceptarlo es poder recordarlo con agradecimiento.

5. Rescatar el amor que tú sí te tienes

Para mí una palabra (y también un sentimiento) que ha supuesto todo un descubrimiento es la compasión. Para mí la compasión es algo así como mirar desde el corazón, a los demás y a uno mismo. Es normal que seamos capaces de tener esa mirada compasiva hacia los demás, pero nos cuesta más tenerla con nosotros mismos. Te animo a que practiques esa mirada compasiva contigo y así descubras el amor que tú también te tienes. Al descubrir ese amor hacia ti también descubrirás que eres capaz de sostenerte por tu cuenta y de darte esos ‘te quiero’ que muchas veces buscamos fuera porque no somos capaces de dárnoslos.

¿Cómo has hecho tú para superar un ‘ya no te quiero’? ¿Qué te ha venido bien? ¿De qué manera has logrado pasar página? Me encantaría escuchar tu experiencia?

Y si estás sufriendo por uno de esos ‘ya no te quiero’ te recordamos que en Viventi hacemos procesos de coaching y de terapia en los que podemos ayudarte a completar este proceso.